Ya no es tiempo de poesía.
Lo digo como pequeño poeta
a pie de templo.
La palabra no eclosiona,
nadie concede el tiempo que requiere
para que su fulgor nos hiera.
Porque la palabra ya no sacude
ni siembra una tortuosa ingeniería
de diálogo.
Porque ya no hay voz intravenosa,
ya no hay otro yo que responda
desde dentro,
con quien hablar obviamente a solas;
no se estila porque fatiga y a veces tunde,
uno mismo se derrota.
Porque la palabra ya no engendra palabra,
hoy no es tiempo de poesía.
Brota mecánica serpenteando
obstáculos en este limbo de inocentes apariencias.
Ya no se canta,
ya no se reza,
ya no conversa.
Converso uno de sí mismo,
la poesía se hace vieja
apresada en las páginas más gloriosas
escritas por el hombre,
sin que los hombres se reconcilien
ante ella
ni se emocionen
ni les recorra
lo desconocido
como corriente que genera pálpitos
y despierta muertos.
(Extraído del libro ‘Poeta a pie de templo’)
Esther Peñas Domingo. Madrid.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
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